Después de 30 años emocionantes e intensos como presidente y CEO de Anuntis, hoy acaba una etapa para mí. Es un cambio previsto, reflexivo y muy meditado, pero aun así, como os podéis imaginar, tengo una gran mezcla de sentimientos ahora mismo, pero destacaría: orgullo, agradecimiento y tristeza.
Un gran orgullo, al ver la empresa y el equipo que hemos creado de la nada. Anuntis es una empresa líder, que ha crecido un 40% en estos últimos años y dónde la gente trabaja muy a gusto. Y eso no es poca cosa hoy en día. No tengo ninguna duda que el futuro de Anuntis será tan exitoso como lo ha sido hasta hoy.
Mucho agradecimiento, porque, lo más valioso que me llevo es la experiencia de haber trabajado con personas excepcionales, todos los proyectos que hemos creado, los nervios y sudores que hemos vivido y los éxitos que hemos compartido,... Todos estos momentos quedan grabados en mi memoria. Por ellos, estoy muy agradecido.
Pero también algo de tristeza, porque dejar la compañía que has fundado y que quieres, y las personas con las que has compartido tantas vivencias, no es fácil. 30 años dan para que pasen muchísimas cosas, buenas y no tan buenas. Sin duda, me quedo con las buenas. Algunos de ellos me han acompañado durante más de 20 años en este largo viaje y eso es algo de lo que cuesta desprenderse. Estoy seguro que las personas marcan el carácter de una empresa y que una empresa sin personas es un lugar incómodo. Pero, como decía al final de mi libro, casi todo lo que tiene un principio, tiene un final. Y creo que para cada cosa hay un momento.
Es curioso vivir en primera persona los efectos de ese vínculo invisible que existe entre un emprendedor y la empresa que ha creado. Va mucho más allá de ser accionista de una empresa.
Quiero dar las gracias a todas las personas que trabajan, han trabajado o han colaborado para hacer que Anuntis sea hoy una compañía líder, por su apoyo, esfuerzo y cariño durante todos estos años.
Acabo una etapa increíble, pero siento que todavía tengo mucho que hacer…